domingo, 23 de mayo de 2010

De isla Sur a Tongariro

Nos levantamos en un lluvioso día, al parecer el invierno está más cercan de lo que preveíamos teniendo el tiempo que nos estaba haciendo los días pasados.

Recogemos los trastos y nos ponemos en cola para embarcar el ferry rumbo a Wellinton.

Comenzamos a navegar por el interior de unos fiordos hasta la salida en mar abierto donde, debido a la climatología, comienza la marcha. Nos avisan por megafonía que estemos sentados ya que el trayecto va ha ser movidito. Y no transcurren 10 minutos cuando el ferry comienza a agitarse de arriba abajo y de babor a estribor de forma rítmica, aunque no muy estimulante. Comienza la primea oleada de vómitos y la embarcación cada vez se tambalea más y más… Nuestro estómago ya empieza a quejarse y no es para menos. Decidimos entonces sentarnos en unas butacas de la popa para así tener mejores vistas de las enormes olas que sacuden el barco. Decisión que en seguida nos damos cuenta de lo errónea que era, ya que era allí donde más se notaba el bamboleo. Transcurridas 3 horas llegamos a Wellinton, donde una lluvia constante nos espera, descendemos la gran pasarela con la furgo y nos encarrilamos rumbo al Parque Natural de Tongariro, donde tras 5 horas acompañadas de lluvia llegamos.

Llegamos al Camping Whakapapa situado en una zona de gran interés por los amantes de los deportes de invierno, ya que una gran sierra nevada se extiende junto a ésta pequeña población. Las oficinas del camping se encuentran cerradas y tras una breve llamada al teléfono que indicaba en un cartel, acordamos hacer noche y a la mañana siguiente pagar la estancia y RESERVAR EL AUTOBÚS que nos traerá de regreso hasta el parking del comienzo de la ruta programada para el siguiente día: La Tongariro Alpine Crossing. La cual tiene pinta de cancelarse por el mal tiempo.

Nos levantamos a la mañana siguiente aun siendo de noche, y nos alegramos al instante al ver un cielo despejado lleno de estrellas, ¡¡¡seguimos con esa buena suerte!!! Nos ponemos de camino a la zona de salida de la ruta, y tras pasar por la oficina del camping cerrada todavía nos hacemos los locos y nos ahorramos 30$.

Llegamos al Carpark de la Tongariro Alpine Crossing, y comenzamos rápida la ascensión evitando así la compañía de las “hordas” de turistas que descienden de los autobuses.

La ruta, de 20Km de recorrido, se enorgullece de ser la más importante de NZ, y al parecer, una de las mejores rutas de un día del mundo, Se realiza el ascenso hasta los 2000m de altura, dejando tras de si un mar de nubes bajas que cubren todo el valle, siempre acompañado del volcán Mt Ngauruhoe, más conocido por el nombre puesto en una gran película, Mordor, el gran ojo que nunca se cierra del Señor de los Anillos, el ascenso culmina en una de sus laderas, llegamos aproximadamente a la mitad del volcán, con lo que se podría decir que estuvimos en el ombligo de Mordor, desde allí comenzamos el descenso pasando por varias verdes lagunas, cañones de rojo carmín, y por varias bocas de volcanes adyacentes que escupen constantemente fumarolas de olor putrefacto. Tras 5 horas llegamos a la parte final de la ruta, una espesa vegetación nos rodea y varias pasarelas discurren por su interior junto a un arrollo. Las pasarelas, elevadas a cierta altura del suelo, evitan que el paso del viajero pise suelo sagrado Maorí, donde enterraban los cuerpos en la antigüedad, y donde debido a su silencio sepulcral salvo por algún que otro pajarillo se respira un ambiente mágico.







Nos cruzamos con varios Maoris que superan con creces los 150Kg, y es que estos aborígenes son realmente enormes, además de ser personas alegres, dicharacheros y amigables. Alguna breve conversación con alguno, animado por los mundiales de futbol, y de nuevo de camino a la salida.
Es en esos momentos en los que comenzamos a pensar que no hemos llevado los móviles, apenas 20$ y sin reserva de ningún autobús…

Llegamos a buen ritmo al punto final de la ruta, donde al menos otros 20 maories esperan la llegada del resto del grupo. Mantenemos alguna conversación con alguno, y al parecer son todos de una Marae (pequeñas reservas de Maories donde mantienen sus costumbres). La espectacular recepción que dan a los más rezagados del grupo, aquellos que llegan a los casi 200Kg, te hiela la sangre. Una danza parecida a la “Haka”, cantada a pleno pulmón por esos enormes seres te hace templar el estómago.

Comenzamos a ver que los Autobuses, o más bien furgos, que llegan al lugar se tratan de vehículos previa reserva, y viendo que nos encontramos con fuerza tras la ruta, la cual realizamos en 6 horas, decidimos ponernos a caminar hasta el parking donde tenemos aparcada la furgo, pero ésta vez, por temor a que se nos haga de noche en plena ruta, tomamos el camino de retorno por la carretera que circunvala el Parque Natural. Sin un mapa donde guiarnos, calculamos que el regreso tendría aproximadamente unos 25km, y comenzamos a buen ritmo disfrutando de las vistas y de una carretera en la que apenas pasan 10 coches a la hora.



Tras algunas horas de camino, las fuerzas empiezan a escasear y nos vemos envueltos en un ritmo cansado que nos hace avanzar, paso a paso, hasta nuestro destino. Cae la noche y nos obliga a tomar una decisión, Eva se quedaría con la mochila junto a la entrada de un campamento escolar, cerrado en éstas fechas. Y yo avanzaría a mejor ritmo sin la mochila y con nuestro único frontal, hasta la furgo donde regresaría a por Eva.

Comienzo así el pateo que parce nunca llegar a su fin. Un gélido frío y un cielo inundado de estrellas y una media luna ilumina mi camino, donde solo enciendo el frontal al paso de algún vehículo. Tras 15Km diviso al fin el desvío que lleva hasta el parking del Tongariro, pero su cartel de la entrada me quiebra mis escasas fuerzas, parking a 7Km. Ésta última subida me agota las fuerzas, y tomo una equivocada decisión, me siento a descansar un poco. Al instante de sentarme en la vereda del camino mis músculos comienzan a agarrotarse y mi mente empieza a adormilarse. Un pitido en el oído derecho (siempre dicen que es cuando alguien habla bien de ti) me saca del sopor y me obliga a comenzar de nuevo, paso sobre paso.

Llego al coche destrozado pero con una sonrisa de oreja a oreja, han pasado 6 horas desde el comienzo del regreso. Me monto en el coche y comienza la tiritera, los músculos empiezan a dar tirones de agotamiento y el exceso de agua que bebo al llegar a la furgo empieza a revolverme el estómago.

Llego al final al lugar donde Eva me espera y la recojo muerta de frío.

Nuestra idea de partir a Rotorua tendrá que esperar. Nos alojamos en un camping cercano y tras un baso de leche caliente nos acostamos. El dolor que tenemos en el cuerpo apenas nos deja conciliar el sueño. Nos cuesta casi una hora entrar en calor, pero al fin, los músculos empiezan a relajarse, el estómago asimila las calorías digeridas y nuestro cuerpo entra en calor. Todo empieza de nuevo a funcionar, mañana será otro día.

Nos levantamos doloridos pero contentos, los daños han sido menores de lo que pensábamos, ahora, de nuevo con fuerzas, toca ir a Rotorua donde un Hangi en un Marae nos espera.

Un abrazo gente, y como bien dice Eva, que todo en esta vida sea andar, aunque conociéndonos nos pasaríamos toda la vida andando.

5 comentarios:

  1. No si esto ultimo que cuentas ya se parece más a vuestras andanzas jajaja

    Espero que sigáis bien y que esto sea lo más chungo de todo el viaje, por que por lo que cuentas y por las fotos que pones, debe de ser increíble.

    Un abrazo figuras!!!

    PD:MORDOOOORR!!!

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  2. Me he cansado de solo leerlo XD

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  3. Podemos entender muy bien lo que habéis sentido, porque nos ha pasado varias veces lo mismo. Aunque a veces un pulgar levantado en el buen momento, te puede ahorrar 6 horas de caminata por carretera!! jeje

    ¡¡Que sigáis disfrutando a tope vuestro viaje!!

    Abrazos

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  4. No tienes suficiente con “saltar” por un barranco usando como cuerda una enredadera para dar con tus huesos en el suelo, ni quedarnos sentados en plena escalada de una garganta por no poder ir ni pa arriba ni pa abajo, ni intentar atravesar un pino centenario con el hombro, ni, ni, ni ,ni,ni…
    No aprenderéis jamás, MOOOOOOOOOOOLAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Estoy disfrutando como un enano de cada letra de vuestra aventura, solo falta que cojáis unas bicis y ya me metáis.
    Besotes.

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