domingo, 16 de mayo de 2010

Desde el comienzo hasta el Fox Glaciar

Llegamos al Aeropuerto de Barajas con más miedo que nervios debido a la posible cancelación del vuelo por la nube del volcán IfjkansouhjnscdlsaDNCVt"&)"y=, Luis nos tiene reservado un vuelo desde Valencia por si la cosa sale mal, pero finalmente el vuelo sale (con algún susto que otro). Madrid - Frankfurt - Singapur - Sidney - Christchurch... tropecientas horas de vuelo y no se cuantos días hasta llegar al fín al destino. Nueva Zelanda, lugar donde el Kiwi es un animal y el Rugby es el futbol, de la conducción por la izquierda y los 230v con clavija rara. Lugar de gran fauna, ovejas, vacas, ciervos, yamas y tierra de Hobbits y Maories.

La primera imagen de ella es a 8000 metros de altura cuando sobrevuelas la cordillera oeste de la Isla Sur y descubres cientos de montañas aterciopeladas que cubren toda la superficie y apenas deja margen para un valle.

Pero de pronto la cordillera se acaba al llegar a la parte central de la isla y es entonces donde el protagonismo se centra en una gran “pradera” de miles de kilómetros cuadrados. Donde prevalece los extensos prados privados de ovejas y algún que otro campo de rugby.

Aterrizamos en Christchurch a eso de las 12’30pm hora local, y Gonzalo, un amiguete Mexicano que lleva realizando la vuelta al mundo desde hace un año se presta a llamar por nosotros a la oficina del campervan (nuestro ingles deja mucho que desear).

5 minutos después nos vienen a buscar al aeropuerto un vehículo de United Campervan y nos dirigimos a sus oficinas. 30 minutejos de explicaciones en ingles de como funciona una furgo camperizada y en marcha a realizar la compra.

En ese momento nos damos cuenta de lo chungo que es conducir un vehículo de 6 metros por la izquierda con el volante a la derecha. Es hora de coger las medidas a la furgo, algún que otro bordillazo y listo, jeje.

La ciudad, francamente bonita, tranquila y sorprende que todo el mundo sale a correr o realizar alguna actividad al salir del cole o curro, da igual donde sea o como sea, la actividad en NZ es total. Incluido las mujeres con los carritos de los niños haciendo footing. Todas las urbanizaciones que rodean a ésta pequeña city forman una gran barriada de casas bajas típicas americanas, cada una con su porche y su canasta de baloncesto del garaje. Tras perdernos en la ciudad llegamos al súper donde nos espera un caótico centro de compras donde venden absolutamente de todo,… de todo menos comida “normal” como leche o carne. Descubrimos un poco más lejos otro súper, ésta vez de comestibles, y realizamos la compra “del mes”.

Nos ponemos entonces rumbo a Akaroa, pero al poco el sueño se empieza a apoderar de nosotros, y nos es necesario buscar un lugar donde pasar la noche. Son las 19’00h y ya estamos que nos caemos de sueño, pero para nuestro cuerpo, son las 8 de la mañana, y no hemos dormido en más de 24horas…

Nos levantamos y recorremos el resto del camino hasta Akaroa, donde un fortísimo vendaval sacude toda la costa.

De nuevo otra tranquila ciudad, ésta vez con rasgos Franceses debido a los colonizadores, dan un aire a ésta población de Villa Francesa.

La población está situada en el interior de la gran bahía de Akaroa, rodeado de montañas es parte de una reserva natural de la biosfera, principalmente por la fauna acuática, como por ejemplo, el extraño “Delfín de Cabeza Blanca”, que se trata del delfín más pequeño del mundo.
Tras un corto paseo por la pequeña población, y resistiéndonos al increíble vendaval que llega desde la costa, nos dirigimos a las oficinas de Black Cat Cruises, donde tenemos reservado un “Baño con delfines”, pero por razones climatológicas se cancela la excursión…   otra vez será…

Decidimos entonces poner rumbo a Lake Tekapo, donde tras 6 horas de coche, llegamos y nos encontramos con ese increíble espectáculo que es éste lago, de un azul turquesa debido principalmente por su harina de tierra, creado por un glaciar que se desplazo hasta éste valle.

Se nos hiela la sangre al ver el atardecer sobre las aguas agitadas por el viento que sopla entre las montañas que lo rodean.

Sesión fotográfica y al camping de Lake Tekapo, donde una ducha caliente en unos “raros” aseos enmoquetados hasta la ducha nos deja relajados y dispuestos ha dormir una noche más junto a un hermoso paisaje Neocelandés.

Nos levantamos y nos preparamos para admirar el Monte Cook, el más alto de Nueva Zelanda.

Llegamos a media mañana al pueblo Mt. Cook. Y comenzamos la caminata por las Blue Lakes para poder llegar a divisar el Glaciar de Tasmania, el cual se encuentra avanzando actualmente. Debido a la niebla nos quedamos sin ver el Monte Cook, aunque solo el paisaje que nos rodea nos deja satisfechos. Tras regresar intentamos verlo desde otra perspectiva y nos adentramos por una senda hasta el Kea Point, donde un lago se extiende entre las laderas y el glaciar.

Partimos dirección Queenstone, disfrutando de cada kilómetro, hasta el típico área de descanso era una espectacular laguna con una gran variedad de aves. Antes de llegar a Queenstone paramos a ver el puente de Kawarau, donde estaba previsto realizar el Bungy Jumping de 43 metros… pero desgraciadamente ha esa hora ya estaba cerrado.

Llegamos al fin a Queenstone ya de noche, y tras un paseo por el parque que se adentra en el lago Wakatipu y por la Bahía de Queenstone nos metemos entre pecho y espalada una súper hamburguesa típica kiwi acompañado de una rica cerveza local.

Madrugamos más de la cuenta debido a un error en la sincronización de los relojes, y a las 5’15h ya estamos en las oficinas de Real Jurneis donde nos recogerá un autobús para llevarnos a Milford Sound. La espera en la pequeña población de Queenstone se hace amena admirando las calles típicas de un Western solos bajo la luz de los rótulos de casinos, pubs y restaurantes de comida china o Tailandesa.

Al fin cogemos el autobús donde nuestro amigo Lloid nos llevará dando un paseo por las poblaciones de la ruta explicándonos historias de las pequeñas poblaciones y granjas colindantes a Queenstone,… como era de esperar no entendemos nada de lo que dice Lloid y simplemente nos deleitamos con el increíble paisaje que nos ofrece a cada Km Nueva Zelanda.

Tras una breve parada en Te Anau, donde degustamos un típico desayuno de Pastel de Zanahoria y Hot Chocolat (nada que ver con nuestro excelente chocolate caliente), llegamos al Parque Natural de los Fiordos… Podría estar horas, días o toda una vida hablando de esa sensación que se siente al penetrar con un “pequeño” autobús por esa increíble garganta. No sabes hacia donde mirar, que fotografiar y que dejar de lado… cada cumbre montañosa que se alza a los lados del camino te atraen de tal manera que es casi imposible dejar de mirarlas. Realizamos varias paradas más para realizar fotografías tranquilamente del espectáculo.


Tras 6 horas de bus, llegamos al puerto de Milford Sound, y nos dirigimos al barco que nos llevará de paseo. Junto a nosotros toda una población de hindúes que llenan el barco al completo. Nos sentamos en su interior para poder degustar de su buffet, pero… ¿por qué la gente tiene unas tarjetas de Buffet que nosotros no tenemos? ¿Qué significa eso?... pues claramente significaba que ese día tocaba ayunas… decidimos entonces subir a la cubierta para admirar desde el principio el espectáculo que nos esperaba.

Francamente, las escenas que contemplamos hizo que nos olvidáramos de la comida. El fiordo de Milford Sound comenzó mostrándonos una colonia de focas retozando en las rocas y haciendo que del interior del barco saliera toda la multitud a fotografiarlas. Recorremos la ladera sur del fiordo hasta su desembocadura, recreándonos con varias cascadas que descendían desde lo alto de sus paredes verticales hasta el mar, o incluso en algunas ocasiones, hasta la cubierta del barco mojando a los “no muy listos” hindúes que se recreaban haciéndose fotos en la proa.

Tras el crucero tomamos el autobús y de nuevo 6 horas hasta Queenstone, y de allí nuestro camper hasta Wanaka. Llegamos a la ciudad entrada la noche, cansados, hambrientos y apenas sin gasolina. Y en la primera (o 19ª) calle que vimos paramos, y tras un muy breve sándwich, a dormir.

Nos despertamos a eso de las 6’00h y tomamos rumbo a Fox Glaciar. Pasando por el Lago Hawea, el desfiladero de Haast, Ship Creek, Knights point y llegando a la playa de Haast, donde divisamos un pequeño grupo de delfines que cruza la playa de lado a lado. Y por desgracia, desde ése momento nos vienen comiendo los mosquitos.

Todos éstos lugares parajes impresionantes y dignos de Nueva Zelanda, y que espero poder retratar de mejor manera con las fotografías.

Ahora, mientras escribo éstas líneas admiro de fondo la garganta donde se encuentra el Glaciar Fox, mañana toca ponerse los crampones.

Un abrazo muy grande

6 comentarios:

  1. Diossss que envidia me está dando!!!!! no conocía yo tus dotes de escritor Sergio!
    Jo, en serio no puedo más y leer esto no me está haciendo ningún bien!!! Pon fotos pon fotos!!!!!!!

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  2. Macho que envidiaaaaa!!! me alegro de que os lo esteis pasando bien. Por cierto me han dicho que el Paso de Caradhras esta chungo tendréis que ir por Moria... y llevaros linternas xDDD

    Abrazos

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  3. Mu bonico, la verdad es que no me extraña nada, ni que hiciese mal tiempo y no pudieseis nadar con los delfines, ni que llegaseis tarde al Bungee Jumping y mucho menos que os quedaseis sin comer (eso hubiese sido la pesadilla de ico) Pero también estoy seguro que si no os pasara eso pensaríais que todo es un sueño y que le falta sabor foresta. Lo de la furgo por la izq los primeros kilómetros tuvieron que ser cómicamente tensos XDD Pero fijo que ya lo controlas, si todo es cuestión de práctica.

    Un besico

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  4. ¡¡¡Primero de todo enhorabuena a la feliz pareja!!!
    Muy buen relato de vuestras primeras aventuras en la isla, y ya estamos deseando ver las fotos y continuar leyéndoos.
    Muchos besos

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  5. bueno, pues sabiendo que no habeis nadado con delfines la envidia se me hace un poquitín más llevadera, seguid disfrutando ¡os quiero!
    ¡y quiero fotos!

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  6. "Come bordillos" jajajajja. Espero que la furgo sea automatica jajajjaja, si no te veo abriendo la puerta cada vez que quieras cambiar de marcha. Un besazo.

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